Septiembre 10, 2025
En el mundo legal y de los negocios, los contratos son los pilares que sustentan las relaciones entre individuos y empresas. Más allá de su función declarativa, estos instrumentos están diseñados para prevenir conflictos y ofrecer seguridad jurídica. Sin embargo, incluso el contrato más detallado puede dar lugar a disputas o interpretaciones contradictorias.
Por esta razón, resulta fundamental anticipar mecanismos efectivos para la resolución de controversias. Uno de los más eficientes y estratégicos es el arbitraje, que se activa mediante la inclusión de una cláusula compromisoria en el contrato. Esta cláusula, también conocida como pacto arbitral, es una herramienta poderosa que no solo previene largos litigios judiciales, sino que también protege la relación comercial y aporta una capa adicional de certeza jurídica desde el inicio.
Al incluir un pacto arbitral, las partes demuestran una visión a largo plazo, enfocada en la gestión eficiente de posibles desacuerdos.
La cláusula compromisoria es un acuerdo contractual fundamental por el cual las partes pactan que cualquier disputa o controversia relacionada con el contrato se resolverá de forma exclusiva a través de un tribunal de arbitraje, y no mediante los tribunales de la jurisdicción ordinaria. Al incluir esta disposición, las partes renuncian al litigio judicial y, en su lugar, confían la resolución del conflicto a un panel de árbitros imparciales.
Esta figura jurídica está regulada en Colombia por la Ley 1563 de 2012, conocida como el Estatuto Nacional e Internacional de Arbitraje. Dicha normativa exige que el acuerdo arbitral sea claro, expreso y conste por escrito. Por lo tanto, para su validez, la cláusula compromisoria debe incorporarse de manera formal en el contrato principal o en un documento anexo firmado por todas las partes.
Al optar por el arbitraje, las partes buscan una vía más ágil, especializada y confidencial para la solución de conflictos, asegurando que la decisión final (conocida como laudo arbitral) tenga los mismos efectos vinculantes que una sentencia judicial.
Para que una cláusula compromisoria sea efectiva y brinde seguridad jurídica, debe incluir elementos específicos. A continuación, se detallan los aspectos esenciales que deben verificarse:
Es importante no confundir la cláusula compromisoria con otras figuras jurídicas:
Los beneficios del arbitraje frente a la justicia ordinaria son múltiples y concretos.
En primer lugar, el arbitraje ofrece mayor celeridad. Mientras que un proceso ante la jurisdicción ordinaria puede extenderse por varios años debido a la congestión judicial ya la multiplicidad de recursos, el arbitraje suele resolverse en un plazo aproximado de seis meses a un año, dependiendo de la complejidad del caso.
En segundo lugar, el arbitraje es confidencial. A diferencia de los procesos judiciales, que son públicos por regla general, el arbitraje se tramita en un entorno privado. Esto representa una gran ventaja cuando las partes buscan proteger información sensible o preservar su reputación.
Otro aspecto destacado es la posibilidad de seleccionar árbitros especializados. A diferencia de los jueces ordinarios, los árbitros suelen ser profesionales con experiencia técnica o jurídica en la materia del contrato, lo cual permite decisiones más informadas y ajustadas al contexto específico de la disputa.
Además, el laudo arbitral, que es el equivalente a una sentencia judicial, tiene carácter vinculante y en principio no admite recursos, lo que brinda certeza jurídica y evita dilaciones innecesarias.
Para que la cláusula compromisoria sea válida y eficaz, debe cumplir con ciertos requisitos.
Debe constar por escrito, ser clara e indicar de forma expresa que las controversias serán sometidas a arbitraje. Es recomendable especificar:
Un ejemplo de redacción podría ser:
Toda controversia o diferencia derivada de este contrato, relativa a su interpretación, ejecución, terminación o liquidación, será resuelta por un tribunal de arbitramento que se regirá por las normas del Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de Bogotá. El tribunal estará conformado por un (1) árbitro, quien fallará en derecho, y su laudo será definitivo, obligatorio y no estará sujeto a recurso alguno.
Aunque el arbitraje presenta múltiples ventajas, no siempre es la vía más conveniente. Por ejemplo:
En estos casos, puede considerarse una cláusula de jurisdicción o una cláusula escalonada, que contemple primero la negociación directa, luego la mediación y, solo como última instancia, el arbitraje.
El laudo arbitral en Colombia tiene plenos efectos legales y es ejecutable como una sentencia judicial. En el ámbito internacional, si se requiere ejecutar un laudo en otro país, Colombia es signataria de la Convención de Nueva York de 1958, lo que facilita el reconocimiento y ejecución de laudos extranjeros en más de 160 países.
Comparar el arbitraje con la jurisdicción ordinaria permite evidenciar sus ventajas. El arbitraje ofrece:
Si bien los costos iniciales del arbitraje pueden ser superiores, estos suelen verse compensados por la eficiencia del proceso y la reducción de gastos derivados de litigios prolongados.
Si una de las partes demanda ante un juez, la parte demandada puede invocar la excepción de convenio arbitral. Si la cláusula es válida y aplicable, el juez debe declararse incompetente y remitir el caso al arbitraje, garantizando así la exclusividad del foro arbitral.
El laudo arbitral no es apelable. No obstante, existen recursos extraordinarios de anulación en casos muy específicos y limitados, como vicios procesales o falta de competencia del tribunal. Estos recursos no buscan una segunda instancia ni una revisión del fondo del caso.
Los costos del arbitraje dependen del monto en disputa y del centro de arbitraje seleccionado. En la práctica, es común que cada parte anticipe su porción de los honorarios y que el tribunal arbitral, al emitir el laudo, determine la distribución final de los costos en función de la prosperidad de las pretensiones de cada parte.
Sí, es posible solicitar medidas cautelares. Sin embargo, en situaciones de extrema urgencia, es recomendable evaluar la opción de acudir a la jurisdicción ordinaria para solicitar una medida cautelar inmediata y posteriormente continuar el proceso de fondo en el arbitraje, si así lo permite la legislación aplicable.
La cantidad de árbitros suele determinarse según la complejidad y el monto del caso. Como regla general, se recomienda nombrar a un solo árbitro para disputas de cuantía media y baja complejidad. Por otro lado, un tribunal de tres árbitros es preferible para casos que impliquen un alto riesgo económico o una complejidad técnica elevada.
Incluir una cláusula compromisoria en los contratos no es un mero formalismo, sino una decisión estratégica que contribuye a prevenir conflictos, ahorrar tiempo y reducir costos. Su redacción debe estar fundamentada en un análisis cuidadoso del tipo de contrato, los montos involucrados, la naturaleza de las partes y el marco jurídico aplicable, garantizando así efectividad y seguridad jurídica.
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Por: Angie Lucía Solórzano - Derecho Comercial de Affirma Legal